domingo, 14 de octubre de 2007

EL GRAN LEBOWSKI by Joan CG

Hay películas cuyo inicio ya me atrapa y El Gran Lebowski es una de ellas.


EL GRAN LEBOWSKI (Inicio)


Bueno, pues para ese uno por mil que todavía no ha visto esta peli de los Coen, hecha en el 98, o que si la ha visto ni la recuerda (¡pecadores!), eso va de una triller-comedia, por decir algo (porque no es fácilmente clasificable), en la que tres desubicados de la vida cumplen ese triste papel que mi madre definía como “són al mòn perquè hi hagi de tot”.


Todo y que yo exijo que una película sea por encima de todo una buena historia bien contada, la verdad es que el argumento se aguanta con hilos y es solo una excusa para ir escupiendo imágenes dibujando extraordinariamente, con delicadeza y humor, un clima y unos personajes entrañables.


Ese gueto social de la bolera……..


Esos frikis felices (o quizá no tanto) pasando las horas tumbando bolos y sobando sus bolas….


Ese Los Angeles cálido y mastodóntico en el que puede pasar de todo….


Ese encontronazo entre el mundo del dinero, las trampas, la violencia y la sofisticación con el mundo de tres zumbados sin más intereses que el puro vegetar……….


Esos tripi-sueños………


- Jeff Bridges: El Nota, anclado en cuerpo y alma a los 60, veterano activista, vago, bebedor compulsivo de ruso blanco, ritualista del porrete en la bañera (con velitas) y del tripi ocasional, que se ha puesto el mundo por bolera y vive y deja vivir pero, eso sí, capaz de enfrentarse a todo y a todos por recuperar su bien más preciado: su alfombra (simplemente “porque daba ambiente a la habitación”).


- John Goodman: Walter, un hombre de orden (el suyo), primario y sometido intelectualmente a El Nota, sin otra agarradera al mito y a lo trascendente que el barro en la guerra de Vietnam y el haber estado casado algún día con una hija del pueblo de Israel.


- Steve Buscemi: Donny, callado, gregario y feliz de ser un infelizote que no molesta a nadie.


- John Turturro: ¡Jesús!, el latino/chulo/pederasta/macarra, en un par de escenas de las más delirantes que en cine yo haya visto. Increíble que un tipo de Broklyn como Turturro sea capaz de meterse en los zapatos de Jesús con aquella naturalidad…..


- El regordete vecino del Nota, un casero en pantalón corto, zapatos y calcetines, amante del ballet contemporáneo.


- Y los “nihilistas “: mamporreros y chapuceros alemanes, con castor cometrancas; uno de ellos Flea, de “Red Hot Chili Peppers”.


- Y un genial Ben Gazzara en su papelito de filósofo de la pornografía y del “desatascador”.


Y muchos más, oigan, como en la tómbola.


Todos ellos personajes entrañablemente próximos, inocentes y cotidianos, como los croissants o el tortellet con nata al salir los domingos del vermouth de las doce, campando por una historia con poca historia, pero haciéndose querer.


En fin, que ustedes la vean y pasen un buen ratito con esta peli ligera y espumosa, cometiendo la grosería de reír, que de eso se trata

domingo, 7 de octubre de 2007

LA SIRENITA, by SUBCOMANDANTE ANTONIO

(Contiene spoilers sobre pelis porno)

Cineblog de Palacete da hoy una vuelta de tuerca (tour of the tuerk, en inglés) y tratará no sólo un filme en particular si no un género en general:


EL PORNO.


Oh, el porno.

Decía el otro día Raimon, haciéndose voluntario merecedor de la colleja más sonora jamás dada: "vista una, vistas todas”.


Y una mierda.


Nunca dio para tanto un bucle tan definido como: uno, limpieza de sable; dos, amorramienta al pilón; tres, trufada de pavo; cuatro, ensanchamiento y rotura de maletero; y cinco, lechazo in the face (nótese así mismo la contribución del género al Thierry Henryquecimiento del léxico castellano).


Pongo en ON el modo Subcomandante cebolleta y les cuento que, a la temprana edad de diez o doce años, mi vecino (de mi misma edad, ojo) vino un día a mi casa contándome que se había hecho con una cinta vhs muy sospechosa de la habitación de su hermano.


Poco imaginaba yo poraquelentònses que el título de aquella cinta iba a quedar tatuado para siempre en mi memoria:


Dos mujeres y un marido.


El plan trazado fue de lo más urdido y concienzudo (nótese la nula originalidad del autor a la hora de adjetivar "plan")


Aprovecharíamos una ausencia de sus padres para verla.


Llegado el momento, lo que vi aquel día fue una de las experiencias más paranormales de mi vida: ¿realmente ESO podía hacerse? ¿Por qué aquel tío la tenía como mi brazo? Y, lo más grave, ¿por qué yo la tenía como su meñique?


A fuerza de visionados y desgaste de cabezales, una realidad algo distorsionada se fue forjando en mi mente:


a) bastaba con guiñarle el ojo a una chica para follársela y


b) los preliminares son milongas de la COPE.


Pajote aquí, pajote allá, el tiempo fue pasando, hasta que una nueva puerta se abrió ante mi generación para facilitarnos enormemente la vida y evitar riesgos innecesarios:


Internet.


A servidor le pilló en su apogeo pajerístico: los dieciséis. Recuerdo como, con mi modem 33600 y una conexión más lenta que un central negro del Barça, esperaba pacientemente a que se cargara la foto de un chochamen en primer plano, talega en ristre. Luego llegarían las primeras pelis en CD, que aceleraron enormemente cualquier proceso oNaNístico.


Por otro lado, la educación sexual en las escuelas debería palidecer de vergüenza al compararse con las virtudes pedagógicas del porno. Yo, como todos, no pensaba precisamente en "introducir pene y glande en vagina y fecundar óvulo " con la novieta de turno.

Tres meses de gilipolleo y algún "te quiero" más tarde, llegaría el gran día, aquel en que pondría en práctica las enseñanzas de tantas y tantas pornacas y pondría a Lucía mirando a Cuenca.


El plan era facilísimo, a priori: nos empezaríamos a besar en el sofá mi habitación (como en "Indiana Jones Y El Rabo Maldito"), me empujaría contra la cama (como en "Fue a por trabajo y le comieron lo de abajo"), me arrancaría los gallumbos a bocados (como en "El Conejo De La Bruja De Blair") y se amorraría al cimbrel mirándome a los ojos (como en "Si Yo No Soy Curro Jiménez, Qué Hago Con Este Trabuco")


Seguidamente, le haría una limpieza de bajos (como en "Soy puta y mi coño lo disfruta") para, momentos después, chachannn, empujármela (como en "Mujeres Al Borde De Un Ataque De Miembros"). Con un poco de suerte, habría sexo anal (como en "Arma Rectal") y finalmente, happy end (como en "El Cid Porculeador").


Lo que pasó realmente, en otro post.


En fin, que desde aquí agradezco tantos buenos ratos y mando un fuerte abrazo a toda la industria porno, y especialmente a Silvia Saint, culpable sin embargo de mi artritis crónica en la muñeca de mi mano de las pajas.

Y, a los chavalines que nos leen (haberlos háylos), decirles que no saben la suerte que tienen de poder ver porno incluso en sus Ipods, en la intimidad y cobijo de su habitación, lejos del riesgo contínuo que corríamos mi generación, con una oreja puesta en la pornaca y otra en la cerradura de la puerta de la calle, por si venían los papis.


Y eso sin contar el pavor que daba sólo imaginar que algún día la cinta podía quedarse enganchada en el vídeo. De hecho, ¿quién no tiene un amigo al que le haya pasado?

lunes, 1 de octubre de 2007

LA PRINCESA PROMETIDA by Dr.Be


(Creo que me va a salir un buen tocho).

La primera peli que se me vino a la cabeza cuando se inauguró el blog fue, no sé por qué, Star Wars II "El ataque de los clones". Pero enseguida deseché la idea, porque no valía la pena escribir sobre ella sólo para declararla como un infumable engendro, la peor peli de aventuras en la era de los efectos digitales, los diálogos más simples desde Barrio Sésamo.. .Preferí pensar en positivo, pero descarté mi peli preferida ("Casablanca") por obvia, y otra obra maestra, "La evasión" de Jaques Becker, por poco conocida.

De vuelta al cine de aventuras, enseguida vino a mí "La princesa prometida" excelente película, sobria y sin pretensiones, con un guión redondo en el que cabe todo - comedia, romance, aventura, fantasía, política... Basada en una no menos excelente novela de W. Goldman, la historia cuenta cómo Westley debe rescatar a su amada, prometida a un malvado príncipe sin escrúpulos que quiere utilizarla como excusa para comenzar una guerra con el país vecino. Para ello mezcla el cine de piratas con el de capa y espada, la fantasía, la brujería, y por supuesto el amor (sin llegar a ser nunca empalagosa, de eso se encarga el nieto enfermo al que su abuelo está explicando el cuento); y todo ello aliñado con un humor desenfadado y ligero muy adecuado al tono general de la película. Un tono muy clásico que es de agradecer, sin estridencias ni momentos efectistas, sin trampas, y con un ritmo que no decae nunca. (Hasta los interludios con las explicaciones del abuelo están bien puestos). Esgrima, lucha, torturas, veneno, gigantes, persecuciones, milagros, odio, amor verdadero... No está mal para una peli en la que el protagonista muere a los 10 minutos!!

La película sirvió para descubrir a una joven Robin Wright (a la postre Wright-Penn para suerte de su marido), que me funde con esa mirada traviesa cuando baja del caballo y le manda a Westley llevarlo al establo y cepillarlo (que no cepillársela a ella; eso vendrá luego). Cary Elwes, en cambio, ha hecho poquitas cosas destacadas después, aunque está perfecto en su papel de aventurero valiente y cínico al que la vida ha tratado mal. El resto del reparto también raya a un gran nivel, contenidos pero sin hacerte olvidar nunca que están en un cuento; excepto, como no, Billy Crystal, que incluso en un papel de curandero viejo y loco tiene que sobreactuar...

A destacar una correctísima banda sonora (cosa poco común en las pelis de aventuras en estos días aciagos para el género), compuesta por mi odiado Marc Knopfler, gran guitarrista y pésimo compositor de canciones pop, pero que se ha rehecho con hombría cuando de bandas sonoras se ha tratado. Dos momentos cumbres en ella: la lucha a espada entre Westley y Montoya (perfecta la sincronización de los movimientos de esgrima con la música); y la canción "Friend's song" cuando Fezzic y Montoya se hacen amigos rimando durante su singladura hacia los Acantilados de la Locura.

Todo ello da lugar a un precioso y entretenido cuento de hadas para los que creemos en ellas (recordad que cada vez que decís "las hadas no existen", una de ellas muere). Un cuento optimista para niños y no tan niños que, sin aburrir ni sermonear ans al contrari, enseña el valor de la amistad, del valor, de la perseverancia, del mens sana in corpore sano. Y es que el amor siempre vence.


la peli

la peli (extended)

el libro